Nació en la ciudad de Ica en 1914. Hijo de Daniel Gutiérrez Fernández y Lucila Alarcón Valverde, su familia era numerosa (16 hermanos) y estaba dedicada tradicionalmente a la artesanía y la restauración artística. Desde temprana edad trabajó en diversos oficios, como, por ejemplo, mozo de restaurante y peón en la construcción de la carretera Pisco-Castrovirreyna. Se dedicó también a fabricar huacos, con tal habilidad y maestría que muchos expertos llegaron a considerarlos auténticos. Ante la confusión, el propio Sérvulo declararía públicamente su autoría. También actuó en el boxeo, llegando a ser campeón nacional de peso gallo. Incluido en el equipo peruano de este deporte, participó en el campeonato sudamericano efectuado en Córdoba, Argentina y resultó subcampeón en su categoría.
Atraído ya por la pintura y con el deseo de perfeccionar sus conocimientos, permaneció en Buenos Aires y trabajó durante varios años al lado de Emilio Pettorutti. En Buenos Aires se casa con Zulema Palomieri y tiene una hija, Lucy.
Luego se dirigió a París, donde estudió libremente pintura y escultura.
Al estallar la Guerra Mundial, vuelve a Buenos Aires, repatriado. Retorna a Lima y continua dedicado al arte y también a la bohemia. Con motivo de celebrarse el cuarto centenario del descubrimiento del río Amazonas se realizó, en 1942, una exposición amazónica en la que obtuvo el primer premio con unas esculturas que representan a las “amazonas” como arqueras. Ellas se encuentran ahora en el Museo de Historia Natural Javier Prado, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Por ese tiempo pinta su famoso cuadro “Los Andes”, para muchos su obra maestra. Posteriormente, expuso varias escenas de la naturaleza iqueña en la entonces Galería de Lima. Aparecen en sus paisajes, el desierto de Ica con sus lagunas, pantanos y huarangos.

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